Había disfrutado hasta hora de las noches, noches libres y
con preocupaciones tan pero tan poco importantes como que programa de
televisión ver, había disfrutado de hacer nada por un largo tiempo.
Digo había, por que la realidad me pego una cachetada y fue
con un pequeño pero un decidor evento que descubrí el fin de mi paraíso de vagancia
extrema había llegado a su fin.
Yo, sentado en mi escritorio a las 21 horas de un día marte
preparando una cargada y amarga taza de café, ese aroma que se supone debería invadir mis mañanas ahora también
estaba presente en mis días y noches.
El aroma a café, sinónimo de noches en vela y pendientes que
con suma urgencia debo resolver.
Así que señores de NESCAFE, cuando muestren en sus spot
publicitarias imágenes de paradisiacos parajes o animosas mañanas junto al
producto tengan en cuenta que ese famoso tarrito también tiene su lado malo, sinónimo
de trabajos forzados, esclavitud y preocupaciones por certámenes o entregas que
tal vez no tendrán buenos resultados.
A pesar de todo debo confesar que amo el café y a pesar de
nuestra relación bipolar siempre estará en mi mesa.-
Saludos
@Juaner22